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México en Cantinflas

La película, si no recuerdo mal, era "El Bolero de Raquel''. Yo iba del brazo de mi abuela. Nos sentamos en las primeras butacas del cine Roble. De pronto, la pantalla anunció: "Mario Moreno Cantinflas en...'' y antes que apareciera el letrero de la película mi abuela comenzó a reír a carcajadas. Ella, que siempre ha sido discreta y más bien seria, reía al grado de provocar el reprobatorio ¡shhst!... de la gente en las butacas cercanas.

No sólo reía con los gestos, los ademanes, los pantalones caídos, los bigotes ralos y verticales, la breve pancita, el vaivén al caminar, la sonrisa malora, la picardía, las frases igualadas, las leperadas, los desplantes amorosos y todo el inmenso repertorio de histrionismo mexicano en Cantinflas: festejaba hasta su nombre. Fascinada por el personaje, quizá mi abuela no percibía otra vena extraordinaria en Cantinflas: su capacidad paródica. Los merolicos de la política en los años treinta (y en todos los años) caben en este discurso muy discursivo de ese gran discurseador. En este caso, su víctima fue Lombardo Toledano:

"A nadie pudo haber escogido Lombardo mejor que a mí para solucionar la solución del problema... Como dije, naturalmente si él no puede arreglar nada y dice mucho, a mí me pasa lo mismo... ¡Y ahora voy a hablar claro! ¡Camaradas! Hay momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos... Y no es que uno diga, sino que hay que ver. ¿Qué vemos?, lo que hay que ver... No digamos... pero sí hay que comprender la psicología de la vida para analizar la síntesis de la humanidad, ¿verdad? Yo creo, compañero, que si esto llega... porque puede llegar y es muy feo devolverlo... Hay que mostrarse como dice el dicho... Debemos estar todos unidos para la unificación de la ideología emancipada que lucha... ¡Obrero!, proletario por la causa del trabajo que cuesta encauzar la misma causa... Y ahora, ¡hay que ver la causa por la que estamos así! ¿Por qué han subido los víveres? Porque todo ser viviente tiene que vivir, o sea el principio de la gravitación que viene a ser lo más grande del asunto...''.

Encarnó y enriqueció la capacidad mexicana para la risa. Creó y recreó una veta hondísima del alma popular (los mestizos del siglo XVII debieron burlarse de los criollos y gachupines a la manera de Cantinflas). Pocos mexicanos han prodigado tanta alegría a los mexicanos como él. Su personaje espontáneo, libre, genuino es una prueba más de la originalidad histórica de México.

El Norte

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